¿ICTUS?

El ictus son un conjunto de enfermedades que afectan a los vasos sanguíneos que suministran la sangre al cerebro. Si visitamos Wikipedia, los términos accidente o ataque cerebrovascular (ACV),​ infarto cerebral, derrame cerebral o, menos frecuentemente, apoplejía son utilizados como sinónimos del término ictus.

Este grupo de patologías, conocidas popularmente como embolias, también se denominan accidentes cerebrovasculares (ACV) y se manifiestan súbitamente. El ictus es el equivalente a un infarto de corazón, pero en el cerebro.

El ataque cerebrovascular tiene dos formas bien diferenciadas:

  • ictus isquémico o infarto cerebral: una isquemia (disminución importante del flujo sanguíneo) en el cerebro, de manera anormalmente brusca
  • ictus hemorrágico, derrame cerebral o hemorragia cerebral: la hemorragia originada por la rotura de un vaso cerebral.

Las enfermedades cerebrovasculares constituyen, en la actualidad, uno de los problemas de salud pública más importantes. Son la tercera causa de muerte en el mundo occidental, la primera causa de invalidez permanente entre las personas adultas, y una de las principales causas de déficit neurológico en el anciano. No obstante, se ha demostrado que los ataques cerebrovasculares (ACV) en niños de 0 a 14 años son los que tienen mayor tasa de recuperación, debido a que tienen un cerebro flexible y joven.

El daño cerebral supone una ruptura en la trayectoria vital del paciente y, por su elevado coste sociosanitario, condiciona las situaciones familiares, sociales e institucionales.

Datos significativos:

Prevalencia:

  • El 3.5 % en la población mayor de 64 años.
  • En España hay de 150 a 250 casos anuales por cada 100 000 habitantes.

Incidencia por edad y sexo:

  • De 65 a 74 años la presencia es mayor en hombres.
  • A partir de los 75, la prevalencia asciende significativamente entre mujeres.

Mortalidad:

  • En Europa es la tercera causa de muerte. Por sexos, es la primera causa de mortalidad en la mujer.
  • En España es la primera causa de muerte en mujeres y segunda en hombres.5​ Cada año el ictus provoca 90 muertes cada 100 000 habitantes.
  • Durante el primer mes tras el ictus, la mortalidad es mayor del 25 %.

 

Síntomas del ictus

El término ictus hace referencia a una palabra griega que significa ‘golpe’.

Puede aparecer una pérdida brusca de la fuerza o sensibilidad en un lado del cuerpo y en muchos casos la cara se tuerce como único síntoma, pero también puede existir dificultad para hablar o atender lo que se le dice.

También puede darse una pérdida brusca de visión en un ojo o en una parte del campo visual, o de la estabilidad o un dolor muy intenso de cabeza, que no es habitual.

 

Cómo actuar ante un ictus

Si un paciente o sus familiares detectan uno de esos síntomas no deben perder el tiempo.

Lo primero que hay que hacer es llamar al 112, no hay que trasladar al paciente a ningún servicio de urgencia por nuestra cuenta, ni darle ninguna medicación porque está demostrado que solo sirve para retrasar un correcto diagnostico y tratamiento.

Los servicios sanitarios de urgencia, además, participan en el plan de atención al ictus, con lo que pueden aplicar los primeros tratamientos para estabilizar al paciente y conseguir que llegue en las mejores condiciones al hospital.

En el hospital, a través de un escáner, se determinará si se trata de un infarto cerebral o ictus esquémico (producido por el taponamiento o la oclusión de una arteria debido a un coágulo y suponen alrededor del 80% de los ictus) o de una hemorragia cerebral, causada por la ruptura de un vaso.

Los síntomas son los mismos, pero los tratamientos son distintos, y en el caso de las hemorragias están menos desarrollados, aunque se sigue investigando con nuevos para disminuir los efectos.

 

Prevención

Hay factores de riesgo vascular que no se pueden modificar como la edad (el riesgo aumenta con los años), el sexo (la incidencia es mayor en las mujeres a partir de los 85), el historial familiar y la raza (hay más riesgo en los individuos negros americano).

Pero hay otros en los que se puede incidir como la hipertensión arterial, la diabetes, la hipercolesterolemia, tabaquismo, obesidad, la vida sedentaria, el consumo de alcohol, los anticonceptivos o las enfermedades cardiacas.